I.
Se sabe que tanto el Ulises de Joyce como MUCHOS cuentos fantasiosos de HP. Lovecraft tuvo una fuerte carga vírica autobiográfica. La verdad es que las inquietudes biográficas son simplonas y ridículas.
(Lovecraft un autor que no pudo dar un poco la cara ni en sus cuentos).
Flaubert aunque decía eso de que Madame Bovary soy yo,el se identificaba más con el trabajador,estúpido y leal Charles Bovary que aunque cornudo estaba dispuesto a perdonar y ayudar a su esposa, en un profundo y degradante sentido del AMOR.
No todas las novelas tienen una alta carga vírica autobiográfica pero sí necesitan una palanca o detalles autobiográficos.
Sabemos también que muchas obras atormentadoras de Kafka o E.A. Poe fueron autobiografías emocionales descaradas de problemas de adolescentes que sufrieron en su edad adulta. Lo increíble es que hacen falta esos rasgos autobiográficos por ridículos que sean para dar grandeza a sus obras.
El Proceso es un catálogo psiquiátrico de los complejos inmaduros de adolescente de un adulto pacato.
En el Tercer Hombre de Graham Greene parece un thriller barato pero brillante hasta que Rollo Martins saca sus complejos de segundón por no ser un escritor respetado y siempre busca ser un pringado perdedor. Y cuando consigue detener a su brillante amigo y delincuente Harry Lime, intenta conseguir a la mujer que lo ama aunque parece obvio que va a fracasar, evitando ser un triunfador total. La verdad una victoria en el amor en el personaje costaría creer.
Gran parte de la literatura occidental cristiana nace del fracaso, la degradación y lo autopunitivo.
Las biografías que acaban por éxito acaban de bestsellers. Para muchos hay pocos personajes más fastidiosos que el idealista Mikael Blomkvist de "Los hombres que no amaban a las mujeres" de Stieg Larsson
Pero hay curiosas excepciones.
Por ejemplo, aunque sea a disgusto en el Árbol de la Ciencia de Baroja o en El Conformista de Alberto Moravia a los personajes les va bien aunque tengan una actitud hipercrítica y autopunitiva,pero intuimos por el tono que acabarán mal porque no tienen VIDAS AUTÉNTICAS, ni sienten que el fruto de su trabajo sea productivo y real.
De hecho, la mujer de Andrés Hurtado se siente humillada porque siente que él no quiere tener hijos,ya que siente que un matrimonio sin hijos en la época como una humillación propia. Viven en un mundo del trabajo y de la productividad pero los protagonistas masculinos,como sus autores se sienten ajenos a ese mundo.
Es curioso que en el siglo XIX haya tantas protagonistas adúlteras, o sea marginadas de la sociedad,como se sentían sus autores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario