Con desagrado de Marwan y a todos los que prostituyen a la poesía.
Odié a la belleza que ya no profana
en que contaba mis sueños absurdos,
y lo bien que le había ido envidiaba
su odiosa alegría fuera de este mundo.
Como un cadáver al que elogian impuro
no contradecí esnob tantos sueños locos,
ni mastiqué el futuro sus vidrios rotos
ni escupí con sangre un chicle ya sin jugo.
Yo era el bodhi* sin sombra del desierto
para cambiar el agua en que beber muerto,
la lava que quemó feliz mis labios.
Quise escapar del mármol de mi cuerpo
pero huía a tu cuerpo de la zarza ardiendo
náufrago ansioso que ama a sus naufragios.
*Árbol sagrado de Buda.
*la higuera sagrada de Buda.
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