Al volver cerré la puerta
vi el piso vacío.
No se oía la ola escalar
sola el precipicio.
Nadie vino a buscarme
desfile entre gritos.
La arena que iba a liberar
ahogó el laberinto.
Me di cuenta que los gritones
que te acosaban como niños,
entre el hedor de las flores
no tendrían su merecido.
Que tu risa se atragantó
de halcones marchitos.
Mire otra foto olvidada
en la rueca de la almohada...
te habías ido.
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