Alicia atraída por la madriguera

Alicia atraída por la madriguera

domingo, 12 de abril de 2015



Cuando uno vuelve de la Puerta del Sol
los recuerdos son más pequeños.
Uno ve la eterna muerte
pero no puede invocar recuerdos.
Los paisajes hermosos
ya no los puede acabar.
Uno siempre invoca grandes recuerdos
que no logra gritar.
Y en la noche como un asesino
quiere volver a su pensión barata
sin llamar la atención
hasta darse cuenta que no hay nadie en casa.


El ansia de amar no fue suficiente
para saber a quién amar
pero amaba tanto, tanto.
Que el no sufrir
no compensa no haber amado.
El cuchillo prieto entre los dientes
expectativas del amor
del río de la gente.

Y le robaba y le devolvía
su limosna a los mendigos,
porque entre tantas ganas de vivir
era absurdo que no sobrara
ni un poco del amor de los amigos.
Como un loco que ni les espantara.

Qué solo estuve sin saber que buscar
y como descansé tras la caída
en los cadáveres tras la batalla
buscando una falsa sabiduría.

¿Es esto todo? Veo tantos rostros
que aún me dan la espalda
y que no significan nada
nada de rencor nada de otros.

¿Es esto todo? empedrado de tercetos
y la fortuna que vigila
que nadie huya en los rascacielos.
En el metro aún rechinan las mendigas.

Todo desalienta, todo lo deja a uno
en estado de shock.
¿ Por los grandes monumentos
ángeles sin bendición? no.
Sino por la masa de personas sin recuerdos,
por los abogados en las tabernas
con fotos en blanco y negro.
El dinero que ganan y no se ve.
Los libros del barrio de las Letras
que pasando los siglos
uno quiere haber leído
y no haber leído.
Y no se atreve a recomendar
aunque habla de ellos como si los hubiera leído.



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