Alicia atraída por la madriguera

Alicia atraída por la madriguera

martes, 24 de octubre de 2023

Otra luz en el laberinto infinito.

Ángela soñaba con verla quemada desfigurada pero cuando iba a salvarla y se quemaba los brazos veía que su rostro era su propio rostro, bello aún a punto de quemarse como la cera. Atormentada tenía ataques de angustia y lloraba todas las noches. Cuidaba gratis como si fuera una interna de su madre con demencia. Después de una vida de trabajo duro, excursiones, y amoríos en Londres volvió a Canarias. Con 50 años no tenía casa, ni trabajo y tenía pánico de que su madre muriera, no solo por amor filial sino porque sus hermanos la echarían a la calle, porque no querían dejarle ni el usufructo. De hecho, amenazaban con contratar a una interna para echarla ya. Una vez a la semana la visitaba una enfermera. Ella salía a pasear hasta el tiovivo del accidente del Parque de San Telmo a dos manzanas, con su lata de refresco, dos manzanas, y un libro de sudokus y otro de poemas de Miguel Hernández (le gustaba leer a gente asesinada o suicidas prematuras y le satisfacían las desgracias ajenas para olvidarse de la suya). Cuando la hija le explicaba a su madre su infierno, ella se hacía la loca, no quería problemas con sus demás hijos y le respondía: Dios te lo pagará, no me atormentes más. Llévame a misa. Por debajo, con los ipods escuchaba reguetón en inglés para alegrarse y gimoteaba. -No se preocupe,le dijo la enfermera. Usted no dormirá con los mendigos. Mañana llevaremos a su madre a un notario y firmaremos el usufructo, no se enterará nadie. Esta casa será de nosotras dos, haremos de esta casa un laberinto.

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