Literatura/ lengua,cine, música y arte.
Alicia atraída por la madriguera
martes, 7 de diciembre de 2021
Solo contra el mundo en el Macrofit.
Solo contra el mundo en el Macrofit.
"Todos mis conocidos han sido campeones en todo.
Y yo, tantas veces despreciable, tantas veces inmundo,
tantas veces vil..." Fernando Pessoa.
Escuché lo que hablaban en voz baja, cogí mis cosas, salí y cerré la puerta (del baño) para siempre... Estaban ofendiendo a mi amigo a sus espaldas pero en vez de defenderlo frente a los que le acusaban -con medias verdades- de ser un mentiroso, un vago, y un irresponsable fumeta, quise avisarle, pero no de los insultos mendaces y ambivalentes sino de que en su momento de mayor gloria iba a tirar su vida por la borda.
Henry V como le llamaba, no solo tenía esquizofrenia sino que venía de una familia desquiciada de esquizofrénicos y delincuentes ocasionales.
A pesar de ello llegó hasta tercero de derecho, y allí el infierno y las tinieblas sin dinero para las matrículas y teniendo que ayudar a la familia se puso a trabajar. Sobra rememorar que eran trabajos de ciénaga de nula cualificación desde carretillero pasando por freganchín hasta seguritas en el Puerto entre yonkis y marineros sedientos de sexo y alcohol barato. Tampoco sabía comportarse adecuadamente con las mujeres quizá porque era demasiado impulsivo, inmaduro y por sus bromas legionarias fuera de tono. Así llegó hasta los 33 años, hasta que la conoció a ella. Jocelyn una mujer de 42 años, una buena chica que trabajaba cuidando a su madre, que tenía ya 3 hijos en su país de origen.
Y surgió lo inevitable. Primero a escondidas en su horario del trabajo, y después abiertamente. Su hermano le dijo que no, que no le convenía. Al cabo de 8 meses ya hablaban de firmar para ser pareja de hecho y de tener un hijo en común, la idea entusiasta era de él, pero ella en silencio se dejaba hacer.
Primero, despidieron a la chica. Después el hermano le contestó de que como siguiera desbarrando, convencería a su madre para que lo desheredara y que no lo dejaría entrar en la casa familiar. Así que se fue de la casa en medio de una pelea homérica con bofetones y un portazo.
SU único hogar para ducharse mientras buscaba trabajo en aquel entonces era el gimnasio donde por supuesto lo despreciaban por mérito propio. ¿Cómo no iba a apreciar a aquel hombre antisocial, orgulloso y digno que se había atado una piedra al cuello para tirarse al abismo? Por supuesto me pidió quedarse en mi casa "unos díitas" y aunque yo quería, le respondí tajante que no. Le machaque una y otra vez para que se reconciliara con su familia, que se disculpara aunque tuviera razón y que buscara un trabajo de cuidadora a la chica, que aún había. No quiso escucharme. Quise abofetearle y le grité, y en ese momento se rompió nuestra amistad.
Al día siguiente sufrió una sobredosis de medicamentos y murió de un infarto. Había sido como un cirujano novato impulsivo que tuviera que operar meticulosamente para conseguir una vida normal siempre sin medir las consecuencias, pero diseccionando pequeños cortes prioritarios que cumplir. Su hermano hizo un funeral al que solo fuimos 3 personas, increíblemente fui yo (el culpable), quien hizo su oración fúnebre. Hice un discurso un tanto heroico fuera de lugar que impresionó a su hermano. Se querían.
Su novia no fue a la incineración , supongo que para evitar el choque y las injustas recriminaciones de la familia. Puse la única foto suya y un ramito de rosas en el hueco del aparato de remo sentado en máquina en el gym. De rabia me puse a hacer remos mientras mis débiles brazos temblaban, los brazos se ponían tensos y se me hinchaban los brazos. Cuando acabé di un golpe a las piezas y después se me hincharon los nudillos. Quise llorar pero no pude. Dios, quería vivir.
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