Alicia atraída por la madriguera

Alicia atraída por la madriguera

jueves, 18 de marzo de 2021

¿En qué piensa el tigre protector del tesoro?

RETO: Frágil, otoño, Pompeya, lejanía. El mundo es imposible de entender y verbalizar,cuando lo verbalizamos lo vulgarizamos incluso en el otoño de nuestra vida. Pero lo más imposible de entender es la identidad que influimos para los demás. Mi madre había muerto. Me sentía como si la grandiosa Pompeya hubiese vuelto a ser sepultada y en la lejanía a nadie le importara. Mi hermana me había hecho jurar que no le informaría a nuestro padre, que vivía en Madrid,quien nos abandonó en la infancia. No sé si por miedo de que exigiera algo,porque lo usaría en nuestro contra o porque nos faltaría al respeto. Por un remordimiento extraño o por ganas de culparle mezclado con un sentimiento de sublimidad, tuve que faltar a mi palabra no sé por qué. Así que le llamé tras meses sin hablar con él. No se sorprendió de la llamada pero sí de la noticia aunque era inminente. Comentó que lo sentía y cambió de tema. Cuando le dije que no habíamos avisado a ciertos familiares,solo replicó seco con su típico tono de condena al Universo "¡mal-he-cho!". Se quedó ahí, sin decir nada. Ni un elogio, ni un homenaje a la bella mujer que le dio dos hijos, y que con un estúpido sentido de la heroicidad nunca le pidió una manutención,ni le reclamó ni un solo derecho que le correspondía,salvo el piso para vivir. Una indiferencia que denotaba cierto rencor. No volví a dirigirle la palabra. Dos años después alguien nos puso una nota debajo de la puerta. Debía ser un amigo de mi padre. No entendí el mensaje que hablaba "de unos pólipos". Se lo di a mi hermana "es cáncer". Efectivamente, Google ponía que en esos casos uno solía vivir con quimio entre cuatro y ocho meses. Debajo de la nota ponía que solo dejaría su Herencia a aquellos que le cuidaran o que estuvieran con él al final. Era una amenaza desesperada,que me recordaba a los residuos de esa mentalidad franquista de "o te sometes o lo pierdes todo". Allí nos queríamos todos,pero nos habíamos destrozado cada minuto la vida unos a otros, ya no había posibilidad de un abrazo y menos cuando ni sentía ni había pedido perdón. Hablaré bien y hasta con orgullo de ti, años años después de que hayas muerto. Meses después me puse en contacto con mis primos para haber si íbamos a heredar algo. Amargamente a ellos les había beneficiado mucho más materialmente su muerte que a nosotros. Me echaron en cara que ellos fueron los que fueron al funeral, que se incineró. Alzamiento de bienes: apenas quedaba nada. Sentí pena por mí,por su vida, frustración,pero para nada pena por su muerte real. La del hombre llamado XXX autoengañado,egoísta,que por fin había muerto para satisfacción de los que hubiesen tenido que protegerlo ahora. Los hermanos ni nos reunimos para rememorar recuerdos,quizá porque no apetecía echarse cosas en cara. Estaba solo tomándome una jarra de cerveza frente a la playa,compartiendo la alegría de los jóvenes. "Mañana aprovecharé el día libre del trabajo para hacer puenting". Y de eso fue de lo único que me acordé de aquel momento: tirándome de un puente altísimo,desfogándome de la adrenalina,riendo,con imágenes rapidísimas y gritando de entusiasmo. ¿Qué será de nosotros sin Pompeya? Sí, esa Pompeya frágil que nunca conoceremos del todo en la lejanía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario