25 días en Cuba.
Fausto para siempre. Siempre aspiramos a Fausto pero nuestra ética nos deja en una larva dostoiewskiana.
Frente al linaje autopunitivo de DOSTOIEWSKI que llega a su nueva cumbre con Kafka y a buena parodia posmodernista con Houellebecq,el Fausto es una obra antirromántica no solo porque consigue sus objetivos sino porque al final se salva gracias al trabajo.
Fausto consigue una gran sabiduría,consigue a su amada Margarita a la que lleva a la perdición y a la hoguera, y a la que al final abandona pero sin remordimiento porque al final hay una voz que dice que subirá al cielo,(que es lo más hipócrita que puede haber por parte del narrador Goethe pero parece que Goethe actuaba así en la vida real y es un trasunto de si mismo),sigue conquistando mujeres anónimas y haciendo obras públicas fausticas de las que sí se siente muy orgullosa, descubre la sabiduría del mal en la noche de Walpurgis y al final muere pero es salvado por su trabajo y sus enormes esfuerzos, que es también como el ególatra Goethe se veía a si mismo.
Fausto transgrede las normas: se acuesta con la hermosa inocente,hace gamberradas, consigue un máximo de acción y conocimiento, y al final con el arrepentimiento y un poco de culpa se libra de la culpa y la condena.
Los personajes de Dostoiewski están llenos de culpa, consiguen a mujeres con graves problemas, lo que hacen lo hacen no por sadismo ni para reírse, sino por un sentido de autoestima que confunden con el honor, la mayoría de las veces tienen consecuencias negativas que dejan traumas y marcas.
Por ejemplo, el Fausto de Marlowe se condena al infinito infernal, anónimo y Murnau necesitó dar a su Fausto un final distinto. En esta versión más cómplice de Murnau, en que la pareja se compromete junta hasta la muerte,que la de Goethe,que reivindica mucho el carácter egoísta y posmoderno.
El linaje de Dostoiewski esta solo, resulta inmaduro,autopunitivo, sublimista con un engranaje cristiano victimista,y se plantea atormentadamente problemas sencillos y de aparente resolución. Nunca se plantea aquí la utilidad o la trascendencia real del sacrificio.
Al Fausto solo le atormentan las grandes proezas, no esta tan solo sino rodeado de "malos amigos" los escritos que le inflaman el ego y el mal amigo Mefistóteles que empuja su voluntad al sacrilegio y lo imposible, es sublimista con un engranaje aristocrático, es cínico y nada autopunitivo con sus acciones, de hecho, ni siquiera la amenaza de una condena eterna le importa mucho,solo "recuperar la vida".
Dos visiones radicalmente distintas de la acción.
El ego y la peculiar psicología de Goethe se nota bastante en el desarrollo del Fausto. La exclusión del Fausto II de Goethe es completamente necesaria en la posmodernidad, un elogio al trabajo duro, autocrítico y a trascender y sólo por eso se salva. Es la conclusión más digna que cabe. Después hay revisiones con algo de romanticismo, de liberalismo, pero no le obsesionan.
Me hace gracia pensar que las confusas teorías a las que se refiere Goethe sean el voluntarismo político,todo el voluntad ciega y logro. Las dos obras de Barceló que pone el artículo me gustan aunque por lo general su abstracción no me agrada.
La primera parte del Fausto es genial, dejando aparte sus debates filosóficos. Murnau supo darle un final más digno y sublime, pero ajeno a la experiencia vital de Goethe. Buena historia:*leyendas paganas germánicas, un poco del panteísmo y tramas de Calderón, y Medea. Además muchas confusiones son porque no se atreve a decir cosas por dolorosas, aunque el público lo entiende, se aligera y ama en lo sublime. De hecho, es una gran historia de amor y de renuncia al amor, o contra las malas amistades. Es increíble que Barceló sepa entender la mentalidad del personaje.
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