Después de acostarse y humillar con sus juegos de celos a decenas y decenas de hombres lo único que quería es que alguien se acordara de su nombre de ópera.
La conocí en un grupo de autoayuda. Tras acostarnos no hacía mas que enviarme fotos por whatsup de las pollas de otros hombres como si a mí me importara y pudiera humillarme de alguna absurda manera.
Lo primero que hice es ir al Centro Médico a hacerme otro análisis de sangre:aquellos hombres estaban podridos y no podían ser gente sana.
Me besé en el hombro cinco veces y me dije "Dios me quiere". A ver qué vuelves a armar el próximo mes. Aquello hizo preguntarme qué trascendencia tenía tanta degradación y las propias acciones humanas. ¿Qué sacaba con ello salvo huir de la forma más torticera de mi soledad y creer que llevaba una vida más impactante que los escritores admirados por sus cenáculos?
La semana anterior había quedado con ella de unos 40 años,con otra amiga Eli a la que insultaba y humillaba en el mismo estado de deterioro y con su hija de 18 años.
También había invitado a un seguritas,un pobre hombre con mucho sobrepeso y aplatanado que estaba enamorado de ella y al que quería humillar besándonos delante suya.
No quise participar en el juego. Mientras Eli se reía del desconocido que miraba pasmoso mientras ignoraba los comentarios,yo le replicaba que Eli y el Feo harían buena pareja.
Hasta tal punto que me tiró un vaso de agua medio vacío al pecho.Después le quité otro de Coca cola que estaba lleno y con cubitos de hielo.
A partir de ahí Eli se negó a salir a bailar conmigo( y supongo que tácitamente,aunque no era seguro, a hacer tríos conmigo).
Tras quince minutos de cacareo,cogí mis cosas y me fui a mi casa.
La Kalesi me siguió y yo le dije que sí quería algo serio nos fuéramos tranquilos los dos solos. Ella me dijo que no, que quería que fuéramos los tres con su amiga. Y yo como un militar tras una guerra ganada,con el deber cumplido volví solo a mi casa orgulloso y discreto desde el Parque de San telmo lleno de carpas.
Me llamaron por el móvil desde un móvil desconocido nueve veces. Al día siguiente me enteré que era desde el móvil del Feo al que parecía que le ponían "los cuernos" de forma constante.
Pensé en aquellas historias íntimas y maravillosas de las que nadie quería enterarse en la Global, y que asqueaban a todo el mundo. En la Feria del libro se publicaban decenas de libros que había que acabar regalando y que nadie leería.
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