Cuándo tocas al muerto violín mediocre
sorprende como me resucita en lo sublime,
y al capullo al abrir revienta los fusibles
más allá del océano al segundo en la noche.
Uno nunca sabe a dónde lo lleva el tren
desbocado por la lluvia y si el milagro
de que florezca la hierba es o no sagrado,
ni si lo fue el hijo que debimos tener.
A nadie tendré cuando mi mano extienda
cuando muera,ni a la raíz milenaria secada
en la noche,cuando en la zarza en espuelas
de tu cuerpo quiera estafar mi palma.
Pero lo más triste es que ni el deseo engaña
al paso lejano de la noche eterna.
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