¿Qué misterios buscas
en el rastrojo seco?,
¿qué rascacielos hay en el bosque
dónde ni pueden fingir
vivirte tus falsos sueños?.
Cuando ves los hijos de los otros
los trabajos de los otros,
las metas conseguidas de los otros,
hay una marejada amarga.
Una tierra turbia que el vértigo controla
pero que no distingue.
Hay que amarse de valor
para reconocer lo que uno es
lo despreciable que uno hizo,
y la dignidad que no replicó.
Amarse de paciencia
para abandonar la casa ardiendo
y tener el valor de salir al desierto,
donde nos espera el miedo a la arena.
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