El sano e inevitable desprecio por la cultura de los ingenieros,los economistas y las enfermeras,o el sana mentalidad del trabajador productivo.
¿Hay que ser benévolos,y desear que a los que sí se toman la poesía en serio les vaya a la larga también se pudran en vida? para que se merezcan algo las sobras de la gloria?.
La alta cultura,la alta poesía, pudo darse durante la Segunda República por un entusiasmo increíble que permitió a los poetas y dramáticos vivir económicamente creando, cosa que volvió a ocurrir en la corta Movida y con el cine. Hoy se necesita ser muy comercial los poetry slams,la cultura que se hace en 30 minutos a lo que salga en un mercado competitivo,donde el público sin complejo demanda productos facilones,sin ninguna complicación ni elaboración cultural,de baja calidad,y de escasa verdad humana "dramática". O sea,cultura de usar y tirar,nada elaborada,y sin compromiso con los dramas cotidianos.
Vivimos en una época culturalmente plana fomentada por los Medios. Parecía que la Crisis iba a hacer una fortísima carga eléctrica pero la cosa se ha diluido y con su superación la gente solo se preocupa en recuperar su nivel adquisitivo. Ni siquiera Manuela Carmena se ha preocupado nada por la cultura de verdad, sino que la ha burocratizado y esclerotizado hasta la mediocridad. Y los jóvenes están viviendo esto. Se hacen muchos talleres literarios donde apenas hay tiempo para la discusión y la literatura real,¿qué pensaríamos si en un Congreso de Medicina no se hablara de Medicina sino solo citar nombres eminentes por su autoridad o anécdotas casposas de sus autores? pues eso pasa constantemente en Talleres, encuentros y hasta congresos literarios, resulta muy desesperante. Uno siempre se decepciona y sin motivo se vuelve a ilusionarse hasta la decepcionante definitiva.
Con Marwan ha recobrado nuevo brío el miedo a lo sublime, y a lo que en la poesía había y puede haber de sublime. Con las redes sociales se ha multiplicado la mala poesía hasta ser un cáncer como la mayoría del rap o del electrolatino. Tememos con pavor los sentimientos planteados de forma magistral y odiamos lo sublime, y odiamos lo sublime(quizá recordando a Nicanor Parra) porque nos parece una solemnidad paralizante,ajena a la vida cotidiana,engolada,pedante y cursi.
¿Rilke es cursi?,¿Shakespeare sigue estando en los andamios?. Y hay que enseñarles a los jóvenes que no. Que la belleza no es cursi, que la lengua como lo que se ama de verdad hay que trabajarla con constancia y que tras la palabra viene la acción y que el trabajo duro viene la palabra.es como un trozo de herrumbre mitad oxidada con puntitos y mitad podrida pero estancada,casi como el negror de un cáncer paralizado que no necesita quimioterapia.Tengo apuro de que me borren el mensaje,no quiero afectar a la flora intestinal de nadie.
Ay, poesía para adolescentes,para masas,para no pensar,los poetry slams. ¿Hay que ser benévolos,y desear que a los que sí se toman la poesía en serio les vaya a la larga también se pudran en vida? para que se merezcan algo las sobras de la gloria?.
En los juegos florales,en las ceremonias de autos sacramentales o en las pitias el público amaba a los creadores cultos que no entendían y resultaba conmovedor y sublime como estudiaban los sentimientos. Ay El País cultural cuántos patinazos tienes,¿nos recompensarás con grandes autores jóvenes o habrá que arramblarse con estos shakes de los escenarios de conciertos,y porritos sin compartir?. La cultura al final en las garras patosas de los conservadores de los suplementos de El Mundo y ABC. Lo bueno de la cultura es que en manos de los conservadores es un arma que solo sirve para amenazar.
La cultura sólo parece tener valor postmortem. Ahora que estoy rodeado de ingenieros superiores industriales, civiles, de empresarios de mayor o menor pelaje no me deja de sorprender su despreció lleno de indiferencia por la cultura, como un lujo inútil, hipócritamente estúpido que no vale para nada.
Ya decía el padre de Yukio Mishima que la ("alta") literatura era un fraude, una farsa, un cáncer autodestructivo e inútil.
No he visto mayor desprecio por lo que no existe ningún interés, ninguna obligación humanística. Nada.
El genio de Rudolf Diesel tardó más de 15 años en construir su motor diésel. ¿A este hombre del siglo XIX Le importaría la cultura un carajo? por supuesto que no,más allá que se considerara un filósofo social solidario y de izquierdas lo que aunque siendo sorprendente, no añade nada real a su visión de industrial . Gloriosos ingenieros beocios, que sólo se circunscriben a la ingeniería, la economía, algunas leyes de su sector, comer bien, viajar algo y comer bien. Sin ninguna inquietud espiritual, ni ninguna necesidad de inquietud espiritual. Terrible y eso hace más lógico y terrible, que la gente sólo se interese por su obra, su motor, y no por su vida,por su trascendencia humana.
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