El misterio de las cartas de Pablo Neruda.

"No entiendo como pude ser así ¿qué decir?" Aquel día de mucho viento que al cartero se le rompió la bolsa y las cartas volaron entrando por las ventanas de las casas... cada vecino la mayoría de un barrio residencial de gente mayor recibió la carta que más había deseado en su vida. Unos recibieron el diploma de la carrera que no pudieron estudiar porque necesitaban trabajar para ayudar a la familia. Otra recibió la carta de su hija que había emigrado a Alemania en que le decía que por fin había tenido un hijo con su marido, que seguían pagando bien el apartamento y que les habían subido el sueldo. Otro recibió la carta de un amor platónico frustrado de juventud diciendo que siempre se había interesado en él pero que en su momento no estaba preparada, y que le quería ir a acompañar a comprar ropa y a tomar un café. (Recordaba con rencor el choque generacional entre una madre conservadora tradicional y con prejuicios frente a la nueva juventud moderna, ilusionada y con ganas de vivir, y su juventud desperdiciada completamente, pero aquella carta por fin le alivió el rencor. Lo reconcilió con la vida). A Juan Carlos le entraron ganas de llorar de cierta satisfacción, se dio cuenta que la vida vivida ya es solo eso y se sentía feliz a pesar de cierta soledad. Como si huyera de una celda salió a la calle donde no entendía nada. Vio a dos preadolescentes gritarse y pelearse por una moneda de 2 euros. Se acercó y le dio un billete de 20 euros: vete, la invitas a jugar hockey aéreo y pasan la tarde juntos divirtiéndose en el centro comercial. El resto es cosa suya. Y se fue sin despedirse como quien después de un duelo a muerte, de haber vivido, se adentra feliz alejándose en el desierto...