Alicia atraída por la madriguera

Alicia atraída por la madriguera

sábado, 10 de diciembre de 2022

A TRAVÉS DEL VENTANAL DEL HOSPITAL.

RECUERDOS, ANSIEDAD, ESCAPATORIA y LUZ. Me desmayé un momento como al final de varios días de una batalla pero parecía que a absolutamente nadie le importó. Ahora que quería romper conmigo echarme de su vida mi pareja estaba en la cama del Hospital gravemente inconsciente, pero parecía llena de recuerdos de su juventud en la miseria de la guerra llena de luz sin escapatoria, llena de ansiedad. No le dije nada a su familia. Llevaba solo semanas acompañándola. Muchas veces me amargaba pensando cuánto tiempo nihiltórico había desperdiciado en la televisión, la masturbación, con obsesiones estúpidas de sexo barato con compañeras,las redes sociales,y la inteligencia pietista de mi madre que nunca había tenido trascendencia más allá de la vida cotidiana. Ahora que teníauna capacidad enorme para rescatar esa riqueza inabarcable,cósmica, todo se había vuelto a pudrir en la nada del inmovilismo del placer anestesiado,de la nada. Canarias y los climas tropicales son una trituradora de talento y de vicio soocialista. De pronto sentí que yo mismo hablaba como un reaccionario capitalista y me censuré hasta mentalmente. Odiaba la política porque había amoldado mi creatividad a lo momentáneo, a la chispa mediocre que nadie reclama... Estaba recordando no sé a quién. Mi madre me atormentaba mucho hablándome de sus recuerdos de la posguerra donde no había escapatoria a la miseria a plena luz o de la ansiedad de ahorrarlo todo. Recordaba a mi bella madre durmiendo como una niña. Ahora que mi pareja estaba anestesiada recordaba su escuela agujereada de balas, que ella no podía leer bien las letras de lejos, y un agujero de una bala de cañón que según ella había en la pizarra de la pared. No le dije a su familia, que mipareja quería separarse de mí, si no, no me habrían dado prioridad para que me quedara en la habitacióncon ella, antes que su madre o sus hermanas que de todas formas eran quisquillosas conmigo. Tuve el privilegio de ir a la Universidad pero fui un mal universitario y con 22 años me metí en el ejército, mucha gente cercana a mí me despreció y me dio la espalda de por vida porque se veía fatal en el P.V. pero fue mi salvación profesional. También vi en las distintas misiones internacionales la crueldad de la envidia, el odio y las heridas del ego como se escondían en muchas "hazañas" sentimientos viles, pero siempre desde la lejanía. Nunca se perdonaba la vida ni el castigo a nadie. A los 40 años el ejército no me renovó, así que me metí en una empresa de desokupación y seguridad. La habitación del Hospital da al mar y al barrio de San Cristóbal que esta lleno de okupaciones de casas de pescadores medio abandonadas. Se me parte el alma ver a mi "mujer" en coma por un accidente siendo peatón, que quizá fue mayormente responsabilidad suya. Esto me ha hecho sentir ternura incluso para los que son indefendibles. Irónicamente, me tocó desokupar gran parte del barrio de San Cristóbal. Había un error ya habían avisado a la policía y no hacíamos falta. Fuimos por la mañana pero para avisarles que vendría la policía, un cerrajero y un juez, que lo mejor es que se fueran y que tras que cambiaran la cerradura que volvieran por la noche para no tener que dormir en Cáritas. Sentí como si por primera vez hubiera salvado la vida a alguien aunque fuera inútil a la larga. Mientras les informaba a los okupas mis subordinados empezaron a zarandearme con más y más fuerza. ¡¡¡Perdomo, Perdomo despierte!!! me decía un médico del Hospital. Usted se ha desmayado de estar tantos días acompañando a la paciente. No se preocupe le han dado unos cuantos días libres en su empresa para que descanse. Ya hay varios miembros de la familia de su mujer cuidándola, ha recuperado el conocimiento y el habla. Puede volver a su casa. Cuando me recuperé supe que tenía que volver a casa solo por Navidad y cerrar la puerta, a una última batalla pero iba con alegría como alguien que acaba de sufrir una resurrección..

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