Te atrevo.

El increíble y estúpido masoquismo de sufrir por alguien a quien le importas un carajo.

¿Por qué no reaccionas si besa a otro?
la olvidas o matas a las palomas
de la red del andamio que deslomas,
y te clavas más la púa del potro.

¿Por qué no gritas sin saber qué dices?
no seas galgo que corre en el verano,
clavándose espigas sin que una mano
le dé abrazos por traerle las perdices.

Tus sueños falsos aunque no consigas
mereces a cada raja de espigas
y asco del que te ve servil te creces.

¿Fatiga hundirte en el trigo que mereces?
si rampante morirás en cuclillas
con el mendrugo que echan a los peces.

¿Sabes que el insulto lo mereces?
¿que el olvido marca a las papillas
que chirría la rocaflex muchas veces?.

(
(En recuerdo de la historia de 1998 de Esther la rubia de Bali, y del hijo masoquista de la esquizofrénica y de su penosa lógica distorsionada).