Sal, kebag, columna y flamenco.
Sal, kebag, columna y flamenco.
El ángel maduro de la camisa vistosa en Luis Doreste Silva.
Giraba la cabeza y miraba con sal de rencor en sus sienes las columnas de los edificios de Luis Doreste Silva,del tráfico de los coches bailando un flamenco frenético y los establecimientos de kebaps.
Ya no había carteles de "se vende" ni de "se alquila". La burbuja había pasado y él no había aprovechado su oportunidad.Pero por encima del dinero o las oportunidades perdidas lo que necesitaba eran VALORES. Valores. No para aparentar frente a los demás en las redes sociales,sino para sentirse seguro frente a si mismo, sólido,íntegro, responsable.
Ni siquiera el sano egoísmo le había funcionado.
Ahora era un donnadie, se dio cuenta cuando le dejó su novia por whatsup. Recordaba los portales de las casas de los pescadores con sus redes para secar malolientas bajo el sol de su infancia en la parada del micro. Pensaba lo minúsculo que era su mundo.
Había casos peores que el suyo como el de aquellos pescadores a los que les expropiaron sus casas,que pudieron vender a precio de oro, a cambio de un humilde piso de barrio.
También pensó en su fontanero que había empezado a trabajar a los 14 años. Ya era un anciano que seguía trabajando a un precio económico. Durante la Crisis lo había encontrado mirando en los contenedores al lado de su casa, a ver si había mesas o lámparas nuevas. Con dignidad,sin quejarse para nada, sin haber subido nunca sus facturas por un trabajo honrado y bien hecho. Lo observaba con veneración,pero sin reaccionar.
Después de una vida matándose a trabajar nunca conseguirían prosperar. Pero él tenía una sensibilidad afín y los sentía como gente auténtica y enraizada.
Ya no había tantas familias como antes por la calle sino jóvenes paseando perros o vestidos de ropa deportiva.
Después aparecieron los latinoamericanos en familias, los varones musculados,con sus tatuajes y sus gritos en familia,y uno se preguntaba ¿cómo podían comprarse sus 4x4 Land Rovers?,¿cómo podían estar tanto en el gimnasio o tener esa forma de vida?y uno se preguntaba ¿su mundo podría morir así con tanta facilidad?.
Él mismo era un solterón desarraigado con una vida bastante cómoda pero... Nadie le echaba nada en cara pero...
Su mundo estaba muriendo sin trascendencia,igual que él. Creía que no había hecho nada importante por los demás.
Que nadie tendría gratitud,ni un sentimiento noble hacia él. Que no había nada de qué quejarse.
Pero mientras abría con la llave el portal se dió cuenta de que sí podría hacer algo importante por los demás. De que aquel plan funcionaría.
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