Soneto a Morfeo.

Aire ese grito del bebé del que nadie escapa esa máscara de estar dentro y fuera ese juego de muñecas que solo engaña al que amas cuchillas profana al que espera. Solo quien ama revienta sin moverse pero ¿quién de verdad ama? nadie recuerda la noche en que de morir otra vez sin verse. Mendigo que pides en el banco en quiebra a fuera. Cuantas veces agotado del desierto no dejó verte la huella del camino, e ibas vejado tras el tigre hambriento. Si no hay árbol no te guíes por el trino que feliz te lleva al alba rumbriento donde harto en plata muere el peregrino.