Alicia atraída por la madriguera

Alicia atraída por la madriguera

domingo, 21 de agosto de 2016

La muerte estúpida de un amigo.


Fue terrible que su muerte no le importara a nadie en Las Palmas y que los únicos que lo admirábamos nos hubiésemos reído con su muerte como una histeria de admiración mientras me dolía la cabeza de fregar el piso con KH7 sin una miserable mascarilla.



Apenas tenía fuerzas para sostenerme y la risa hacía que mi cuerpo temblara lo que resaltaba una cara de niño sobre todo cuando sonreía que me daba un poco de asco cuando me miraba en el espejo del recibidor de la casa.


Solo podía recordarlo en la cancha de baloncesto riéndose de los frikis patosos que apenas sabían coordinar entre el bote del balón y sus pasos,y aunque había muchos detalles de digamos "su anormalidad",quedaba camuflada por una pasión por vivir que no aceptaba réplicas, ni consejos ante los problemas más insignificantes y evidentes.



ESte hombre escribía todos los datos de las prostitutas con las que se acostaba como si fuera una relación de noviazgo, o sea una relación normal de la vida real:les preguntaba su nombre,su edad,de dónde venían,y algún detalle. Las chicas cansadas lo tomaban en serio aunque todas las respuestas eran mentiras por supuesto. Las chicas le responderían algo exótico que él querría escuchar.

Sobra decir que él era guapo y sociable y que iba a estos sitios porque era incapaz de relacionarse con mujeres,aunque se reía de los frikis de la canchas de baloncesto de REPSOL. Una vez su madre mandó a Dongo a comprar un pollo, de vuelta a casa al ver a unos amigos se quedó en un bar y sus amigos le retaron en una apuesta por 5000 pesetas a que se comiera el pollo crudo que su madre le había mandado para hacer.

Dongo con esa arrogancia de persona ingenua empezó a tragarse los muslos del pollo hasta que le dieron arcadas sin poder vomitarlo. Después de eso llegó a casa y se puso un día debajo de la cama sin responder a la madre que preocupada le preguntaba a gritos que dónde estaba el pollo. Sobra decir que nunca le dieron el dinero de la apuesta. Se sintió como un estúpido pero nunca aceptó un consejo o una reprimenda.

Dongo nunca aceptaba consejos a no ser que fuera de los gritos de sus padres,a los que según su estado de ánimo obedecía o no. Solo este carácter explica que ni sus amigos le dijeran nada de su hinchazón.


Después muchos se dieron cuenta de lo útil que hubiese sido la verdad tan hiriente,pero no porque sintieran un sentimiento de culpa para con el amigo sino por una especie de orgullo como cuando uno dice "lo ves,te lo dije,si me hubieras hecho caso,pero hablar contigo es hablar con una pared" .

Aunque en aquel velatorio uno veía el cielo encapotado de Las Palmas y se acordaba del muerto,y pensaba que hay caracteres que no tendrán nunca remedio.

Yo lo conocí en la biblioteca del Estado cuando estaba en el Obelisco y hacíamos competiciones informales de quién leía más,aunque él leía diarios deportivos y yo novelas y política. Nos hicimos amigos de vista,lejanos. Nos contábamos nuestras anécdotas: él las del increíble Chus y yo en concreto mis desgracias,por lo que me dio con sensatez la patada.

Lo admiraba no porque estuviera acabando una Ingeniería Técnica Industrial sino por su pasión paranoica por el deporte. Se pasaba horas y horas corriendo por la Avenida Marítima como un poseso. Corría de una forma estrambótica como la niña del exorcista y dando saltos desproporcionados y se pasaba así horas y horas.

Había temporadas en que engordaba desproporcionadamente,se le hinchaban hasta las muñecas y el cuello como si tuviera una extraña enfermedad africana. Una tarde mientras estaba limpiando un pescado como metálico y rasposo que se me escurría de entre las manos, el mismo amigo friki que teníamos en común del que tanto se había reído y humillado en su propia cara,me llamo: Dongo ha muerto.

Tenía 27 años.


Lo primero que hice fue reírme aunque sabía que estaba mal.Era una muerte heroica en muchos sentidos de un solitario. Tenía un furor frenético contra alguien que había roto una amistad conmigo y al que sinceramente apreciaba.Después le pregunté¿se suicidó?.


La pregunta no era una extravagancia,porque era una persona que tenía sus salidas de tono y podía encajar en el perfil.Tenía la ropa llena de pintura y oliendo a pescado y muerte y lo único que pensé fue en ir al funeral. Pero como era un compromiso con desconocidos dije ¿para qué?estos hijos de puta no van a apreciar el gesto de que les consuele.


El increíble Chus,el friki del que más se había reído, que le despreciaba a escondidas pero mantenía una insólita dignidad respondió: es una enfermedad pero no sé de qué. Mi madre estaba enferma y triste en la cama y me acosté con ella para alegrarla y animarla aprovechando el ataque de histeria de risas.Después de una hora y media de chistes y bromas en la semi penumbra me di cuenta que tenía que ir a ver a los familiares.


Para colmo aunque no lo sabía vivía a dos manzanas de mi casa. Habría amigos en común que eran unos cabrones y a los que no quería ver y su familia no me conocía pero sentía el deber de ir a verlos y hablar bien de alguien al que apreciaba a distancia. Quizá era un deber sagrado entre dos solitarios.


Cuando llegué y subí me encontré una piso antiguo y oscuro y gente muy mayor que era como de campo.Fue muy raro porque no había nadie conocido aunque era muy popular gracias al baloncesto en el barrio. Saludé a la madre y le explique quién era.


¿ Qué le vas a decir a una madre cuyo hijo muere a los 27 años con la carrera casi acabada y una vida por delante? Estaba destrozada como en un foto apretándose el pecho y con la cabeza mirando hacia arriba rota por el dolor.

Era una mujer bella,delgada y pálida que ya estaba gimiendo fuera de este mundo. Conocí a su padre era un hombre duro, contable en unos apartamientos en el Sur. Cuando le di el pésame me dijo que sabía quién era,que era el chico que estaba todo el día tirado en la calle.

La impertinencia me sentó mal e intenté darle algún sentido. Sí por aquella época paseaba mucho y jugaba algo a baloncesto,y en parte debió relacionarme no sé cómo con gente que habría intentado echar a perder a su hijo. Pero lo curioso es que su carácter habría tenido mucho que ver con la muerte de su hijo aunque a él ni se le ocurriera la idea ni la admitiría jamás.

Aquella era una familia culta y con dinero aunque la madre fuera una ama de casa,y era obvio que el hijo había muerto por problemas hormonales. Cuando le preguntaban cómo podía engordar tanto,había parecía que rozara los 200 kilos él respondía que comía mal y bastante.

Pero no podía ser por eso.

En vez de ir a un endocrino el padre le habría dicho una y otra vez que hiciera deporte que esto de los endocrinos era como los psicólogos,un sacacuartos inútil que solo consigue arruinar a la gente. Que sin disciplina no había solución para nada.

Solo con estar unos momentos en aquella casa sin aire y casi a oscuras para darme cuenta que el sentido católico de la madre y el carácter duro del padre lo habían asfixiado todo. Que gente de cierto nivel cultural y económico pudieran ser así,que en cuanto no tuviera necesidades me escaparía de aquel ambiente. Solo la madre que ya estaba como ida y muy infantilizada me dio las gracias por ir allí.


Al pensarlo mucho después me di cuenta que con una visita a un médico competente como correspondía a una familia de clase media alta y culta aquella muerte se habría evitado. Después de estar tres horas sentado mirando los muebles de madera de samanguila gruesa y contundente y viendo llegar a gente mayor y ningún conocido del barrio.La madre que a duras penas se esforzaba en sonreírme sin poder superar el dolor, me cogió de la muñeca para ir a la habitación de al lado para "enseñarme algo".

Quería enseñarme un secreto para que que yo le diera un sentido a aquello.

Vi la habitación de Dongo oscura y sin mesa para estudiar solo una mesilla cuyas patas temblaban. La madre sujetándome de la muñeca maternalmente me acercó a la mesilla sucia. Había cajas de libros y libretas de apuntes de ingeniería y otra pila de diarios gastados por el uso.Cogió uno de los diarios,los hojeó y me los dio. - He intentado leerlos pero es que no les encuentro sentido.

Lo único que entiendo es que escribe las notas de sus asignaturas y los kilos que pesa pero nada más no lo entiendo. Efectivamente, los diarios estaban escritos de forma críptica. Pero tras un momento de concentración pude entenderlos. Usaba el lenguaje críptico que usaban los frikis una mezcla entre grancanario suburbial,el idiolecto de Chiquito de la Calzada y referencias literarias stendhalianianas o cervantinas según el caso.

Lo más increíble es que el odiaba Canarias y las palabras con más gracejo pero ahora acababa de morir sin haberse marchado nunca de Canarias y lo que quedaba de él solo eran aquellas palabras escritas nerviosas,alargadas y puntiagudas de las que tanto se había reído en las canchas de baloncesto.

Intenté descifrar el método lo que me costó un poco.Y cuando vi lo que era me sorprendí. Aparte de transcribir el dinero de sus ahorros lo único que había allí, eran como biografías de las historias de "aquellas chicas" que había conocido,con una descripción física,de su modo de hablar o de moverse. Me quedé paralizado sin saber responder a su madre,que me miraba como si quisiera escanearme.

¿Qué podía decirle de lo único que quedaba de su hijo?Ella apenas podía hablar y había tenido un amago de desmayo velando a su hijo. Me sentía como una vaca a la que pegas un tiro y muere tranquila sin reaccionar. Supongo que esperaba una respuesta pero me quedé callado sin poder darle una explicación.

ERAN páginas y páginas de descripciones de historias exageradas de las cosas que él había vivido,era lo único que tenía en sus diarios incluso en los días en que nos llevábamos bien y nos relacionábamos y hablábamos de temas más profundos e interesantes como de su trabajo,de fútbol,ciencia o política. Toda su vida íntima y general estaba allí sublimada,como si fuera lo único que quisiera recordar una y otra vez.

Ni siquiera el trabajo donde le mal pagaban y le gritaban,ni los amigos,y menos claro la familia.Era como si la realidad fuera un oasis lejano que no le interesaba.


Miré a mi alrededor aquella habitación oscurecida con su televisor y sus armarios llenos de libros, y me dio un arrebato de querer abandonar todo aquello. - Bueno me voy, dije a su madre. Estaba harto de aquellos muebles gruesos,ordenados y viejos,y de las conversaciones chabacanas,sinceras y bienintencionados de aquella gente mayor que tenía pinta por su habla de venir del pueblo,de la maldita televisión que me habían puesto para no preguntarme ni quién era,ni para interesarse de quién era yo, ni saber de mí.

Como la puerta estaba mal engrasada di un portazo silencioso. Girando la cabeza,riendo, bajé por las escalerillas estrechas hasta que al llegar al portal del edificio pude identificarme con él. Me dio como un ataque de angustia prolongado,pensé en la muerte y en cómo podía alguien al lado de mí ser así sin tener ninguna enfermedad mental.

A la mañana siguiente un mundo nuevo empezaba para mí. Quede con Guanhaben para dar martillazos para enderezar la valla de separación de mi propiedad del campo. Y le conté impresionado aquella historia. Soltó una carcajada como si le importara un carajo.

- No lo concibo,es todo absurdo respondió. TÚ SIEMPRE quejándote,siempre quejándote si no de lo que te pasa,de lo que le pasa a los demás. dijo sin que entendiera por qué.

Así dando martillazos me temblaban los brazos y me rechinaban los oídos con fiebre mala, mientras él con la rocaflex cortaba entre temblores y con pocas fuerzas el borde del palo metálico me juré que no volvería a recordar esta historia. Mientras me repetía con la piel reseca bajo el sol :

"la compasión por los demás te destruirá". Dos años después en una tarde donde picaba el sol buscando un trabajo de contable en la entrada a una empresa de contaduría en el Sur y hablando con el director de contratación para conseguir el puesto del padre de Dongo como de un amigo cercano,al fin y al cabo sabía que había trabajado por la zona, me enteré que acababa de morir y no quise dejar mi currículum en el montón de curriculums que había en la mesa del despacho.


Me marché entre apartamentos desolados,sin decir nada,mirando la belleza de una limpiadora de pisos que maldecía con rencor a no sé qué compañero de trabajo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario